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muertes inesperadas

Vivir de cerca una o varias muertes inesperadas deja a no sólo la persona que lo sufre de cerca, sino a parte de su alrededor en estado de embotamiento y shock emocional por la envergadura del dolor y del no saber qué ha sucedido.

Hace menos de una semana el accidente del avión Airbus 320 de la compañía Germanwings se llevaba por delante la vida de 150 personas. Ellas son las que fallecieron, pero luego están los familiares amigos, allegados que se quedan y que tienen que digerir un fallecimiento para el que nadie está preparado.
Si el dolor ante una enfermedad prolongada que lleva al fallecimiento es profundo y paulatino, el dolor de las muertes inesperadas es agresivo, rompedor, abrumador y desgarrador desde el punto emocional, ya que en el primer caso se ha podido ir interiorizando para algo inminente, la muerte. Pero en el caso de las muertes inesperadas el hecho de que sucedan de forma abrupta, golpea emocionalmente mucho más fuerte, llegando a traumatizar a los que lo han vivido y pudiendo darse una rotura en la vida de la persona que lo padece donde se buscan a menudo respuestas que no se van a tener.
Dentro de esas muertes inesperadas, que son ya trágicas de por sí, se les puede añadir otro factor que influye en la elaboración del duelo; el cómo ha sido. No es lo mismo fallecer en un accidente de trafico porque uno pisa una mancha de aceite y el coche derrapa, o en la montaña porque la persona se pierde, que cuando hay una intencionalidad humana detrás del hecho sucedido
En el caso del accidente de avión del Airbus 320 de la semana pasada sucede de forma similar a los hechos terroristas que por desgracia ocurren tan a menudo. Se ha comprobado que por parte de una persona, en ese caso el copiloto, se quiso destruir el avión, y por lo tanto dañar; no parece que sólo a sí mismo, sino a todas las personas que viajaban junto a él. Se buscan muchas respuestas a su comportamiento y se señala un trastorno de ansiedad generalizada y depresión (aspectos que de por sí no implican ese tipo de actuaciones). Podría ser que éstas patologías fueran provocadas por un fanatismo desmedido, pero hay muchos factores que se desconocerán y por tanto, el qué le pasó a este copiloto por la cabeza para hacer lo que hizo.

Volviendo a por qué este hecho resulta traumático nos tenemos que centrar en si hay intencionalidad de dañar,  lo cual hace más angustiante el dolor. En definitiva estas muertes inesperadas son causadas por violencia, lo que conlleva una sobrecarga en la elaboración del duelo; emociones como la rabia desmedida, agresividad, inseguridad, impotencia, búsqueda obsesiva de respuestas, desasosiego se pueden adueñar de las personas que lo viven de forma más o menos permanente. Digerir esto es notablemente más difícil que si por ejemplo el accidente lo hubiesen causado las inclemencias del tiempo, o incluso un fallo técnico o humano pero donde ninguna persona participase de forma deliberada para que sucediese la tragedia. Relacionado con esto otro aspecto a tener en cuenta es la magnitud de las consecuencias del hecho; claramente a mayor número de afectados más desestabilizador puede resultar para las personas que lo sufren que se acaban relacionando entre sí desde ese dolor, desamparo, y desasosiego que se entrelaza y fortalece.

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Cómo elaborar el duelo ante las muertes inesperadas violentas

Para comenzar a elaborar la muerte alguien cercano, primero la persona tiene no sólo que asimilar la noticia, sino poderse despedir de los seres queridos (tener el cuerpo, realizar algún tipo de ceremonia de despedida, etc), aspecto que por desgracia en estas situaciones como la del accidente aéreo pueden llevar mucho más tiempo, lo que agudiza el dolor primario y que no se puedan realizar cierres o despedidas a corto plazo que ayudarían a crear una base para cuando se pueda ir elaborando el duelo. El dolor tremendo vivido por cada familia se suma, generando un ambiente de desolación muy grande que es importante que se pueda ir aminorando con el paso de los días. A eso se le añade el verse expuesto a informaciones continuas de los medio de comunicación, conjeturas, debates que no hacen más que retraumatizar y no son de gran ayuda para vivir el dolor con cierta calma y no con un constante desasosiego. Habrá muchas preguntas que no van a tener respuesta.

Cualquier duelo lleva una serie de etapas: negación, enfado, rabia e ira, tristeza y dolor y por último, aceptación y asimilación. En estos casos al haber tantos aspectos sueltos el proceso puede alargarse mucho más y por lo tanto ser más traumático. Las hipótesis sobre los aspectos de la personalidad del copiloto, las explicaciones sobre lo que sucedió realmente, las responsabilidades de unos y otros, el proceso judicial que se podrá alargar en el tiempo, los trámites burocráticos de indemnizaciones y demás, no dejan de ser obstáculos a la hora de poder ir elaborando el duelo por las personas queridas e ir paulatinamente rehaciendo su propia vida.

Cuanto menos se alarguen estos procesos, cuanta más claridad haya en las explicaciones y demás, cuanto más conscientes vayamos siendo de que habrá aspectos que nos quedaremos sin conocer poco a poco se podrá ir cerrando la herida, pero para eso además de tiempo se requiere de todo lo anterior. Sobra decir la relevancia que tiene en la elaboración de un duelo ante muertes inesperadas de un buen acompañamiento familiar, emocional y psicoterapéutico. Como me decía una paciente que perdió a su hija en el 11M: «El dolor sigue estando ahí, no ha desaparecido, pero ya no me angustia, dirige y sobrepasa. He aprendido a vivir con él y a poder ilusionarme por las cosas de mi día a día». 

www.akanapsicologia.com/

Hace más 20 años empecé a acompañar a personas que han sufrido y siguen sufriendo. Me licencié en Psicología y he realizado diferentes Máster relacionados con la práctica clínica, las relaciones familiares y el Trastorno Límite de Personalidad. Mi trabajo ha sido la atención psicoterapeutica en el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, en diferentes Organizaciones y Fundaciones y en la consulta privada. En estos años he trabajado con traumas en la infancia y en la vida adulta, relaciones de dependencia, duelos, depresión, ansiedad que impiden que la persona pueda ser protagonista de su vida y no una mera marioneta de sí mismo y de los demás. Todo lo vivido, si no se analiza y reflexiona, se vuelve un acumulador de experiencias negativas que nos hace enfermar a nivel mental y nos afecta en la identidad, autoestima e integridad personal. En nuestro Centro Sanitario realizamos terapia individual, de pareja y familiar desde una integración de modelos como es el Cognitivo Conductual, Psicodinámico, Sistémico y EMDR.

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