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Todos queremos e intentamos ser buenos padres para nuestros hijos. Aunque la experiencia de ser madre o padre es gratificante, la mayoría hemos sufrido situaciones en las que nos hubiese gustado contar con ayuda. Educar a un hijo o a una hija, o crear las condiciones necesarias para su pleno desarrollo supone una gran responsabilidad, y a menudo recurrimos a lo que conocemos por experiencia, hemos leido o escuchado, o a nuestros familiares cercanos para saber si lo estamos haciendo correctamente, o no. La mayoría queremos hacerlo bien, pero frecuentemente la situación nos supera y nos vamos dando cuenta, que como decía Nancy Samalin: Con el cariño no basta, que nos gustaría poder tener un manual de instrucciones de saber lo que hacer en cada momento. Pero no lo tenemos, tampoco nos han educado para tener esas herramientas y empezamos a caminar en un sendero que sabemos que la mayoría de la gente lo hace; es de las cosas más naturales que se ven: Tener hijos, pero las expectativas que tenemos hacia el hecho de ser padres poco tienen que ver con la realidad y vamos aprendiendo del ensayo-error.

Hace unas semanas impartí una conferencia sobre Parentalidad Positiva para profesionales en la  I Semana de la Familia organizada por el Ayuntamiento de Alcalá de Henares. La verdad es que a estas alturas sorprende que todavía el tema referido a familia siga ocupando para muchos municipios un lugar secundario; cuando  la mayor parte de las los temas relacionados con justicia, salud y educación tienen a la familia como protagonista. Parece que Alcalá de Henares está apostando fuerte por mantener y potenciar los programas referidos a la familia, lo cual en estos tiempos de recortes es una satisfacción.

Me gustaría dar unas pinceladas de lo que es la parentalidad positiva; no desde la mera teoría , sino desde cómo poder ser madre y/o padre  con ciertas herramientas de ayuda; sabiendo y teniendo presente que  las necesidades de un hijo van variando en grado según las circunstancias y el momento vital en que esté; no es lo mismo, por ejemplo, lo que necesita un hijo con dos años de expresión afectiva que lo que requiere un adolescente. Además quiero señalar la importancia de considerar la parentalidad positiva no restringida a un tipo  determinado; hay muchos tipos de familia y la parentalidad se puede ejercer bien o mal no por su estructura, sino por su contenido. La familia varía según las circunstancias histórico- temporales y sociales en las que vive, y se va adaptando a los cambios como el sistema vivo y flexible que es, pero sus funciones de cuidado, protección, enseñanza, afecto no varían.

Ya en el año 2006 a través del Consejo de Europa se instó a los gobiernos a favorecer políticas e iniciativas para apoyar el ejercicio de las responsabilidades parentales en el mejor interés de hijos e hijas, desde el respeto a sus derechos, haciendo especial énfasis en las situaciones de especial dificultad social, económica y/o personal. Desde el propio consejo se daba importancia a aquellos temas referentes al aprendizaje de habilidades y estrategias para poder ejercer las funciones parentales de la manera más saludable. De ahí surgió una definición de parentalidad positiva que se refiere a: El conjunto de conductas de padres y madres que buscan el bienestar de los niños y niñas, y su desarrollo global desde una perspectiva de cuidado, afecto, protección, enriquecimiento y seguridad personal, de no violencia, que proporciona reconocimiento personal y pautas educativas, e incluye el establecimiento de límites para promover su completo desarrollo, el sentimiento de control de su propia vida y puedan alcanzar los mejores logros tanto en el ámbito familiar como académico, con los amigos y en el entorno social y comunitario.

 A nivel práctico;¿ qué aspectos fomentan parentalidad positiva?

 1. Es importante que padres y madres inviertan pequeñas cantidades de tiempo en hacer cosas que ambos (padres e hijos) disfruten. Prestar atención a lo que hacen los hijos; (en la adolescencia no estar encima de lo que hacen pero sí conocer sus gustos, inquietudes e intereses).

2. Hay que demostrarles a los niños el afecto físico, el contacto corporal está ampliamente reconocido como parte de los elementos protectores de los niños y fundamental para su desarrollo psicológico.

3. Es bueno hablar con los niños sobre las cosas que a ellos les interesan, por ejemplo compartir sobre las cosas que hacen los padres en sus trabajos, o las actividades que realiza el niño en el colegio, con los amigos, etc.

4. A los niños hay que reconocerles sus pequeños logros o conductas que a los padres les gustaría ver. No sobrevalorar, pero sí reconocer lo que hace bien y diferenciar su conducta de lo que es la persona. No es lo mismo decir «esto que has hecho me parece mal, que decir: Eres malo«. En una parte me centro solo en la conducta, mientras que en la otra hago un juicio de valor a toda la persona.

5. Poner en palabras los sentimientos (favoreciendo el reconocimiento de las distintas emociones, su diferenciación y expresión emocional;. Así se aprende a reconocer y manejar emociones; de la rabia, del enfado. Los padres somos modelos para nuestros hijos, por loq ue la forma en la que nosotros gestionamos nuestras emociones también la aprenderán.

6. Para enseñarle a los hijos nuevas habilidadesy estrategias, es importante que los padres las practiquen delante de los niños para que el aprendizaje se haga de manera efectiva. Por ejemplo el hablar educadamente con los otros miembros del hogar, aprender a decir “gracias” o “por favor”, elogiar a sus hijos por sus propios esfuerzos “que bien lo hiciste”, entre otras expresiones que quisiéramos modelarles con nuestro ejemplo.

7. Confiar en su habilidad para resolver dificultades y no sobreprotegerles quitándole autonomía y oportunidades de aprendizaje que pueden aumentar su autoestima, entrenar su capacidad de tomar decisiones, y que los errores son una oportunidad de aprendizaje. Poder entrenar su tolerancia a la frustración; que no todo lo que desean lo van a lograr evita muchas rabietas o berrinches.

8.- Es importante establecer claros límites respecto del comportamiento que deben tener los niños. Es bueno que se les haga saber de forma anticipada cuáles son las consecuencias del incumplimiento de las normas y ser firme. Que todo quede lo más claro posible. Las normas tienen que ser pocas, claras y firmes.

9. Muchas veces las expectativas hacia los hijos distan mucho de la realidad. A los niños hay que pedirles lo que pueden dar pero ni se les puede tratar como más pequeños, ni tampoco se puede esperar que se comporten como adultos.

10. Apreciar, reconocer, potenciar sus fortalezas y capacidades,  en vez de centrarse en sus carencias o dificultades. Cada niño es diferente y tienen unas habilidades y capacidades distintas. Observalas y descubre cuáles son, sin estar comparándole con otros niños.

 Igual que la familia es absolutamente viva y va modificándose a lo largo del tiempo el ajuste de estas cuestiones es necesario. Practica y disfruta el camino al andarlo.

www.akanapsicologia.com                                                        

Alejandra Luengo


Hace más 20 años empecé a acompañar a personas que han sufrido y siguen sufriendo. Me licencié en Psicología y he realizado diferentes Máster relacionados con la práctica clínica, las relaciones familiares y el Trastorno Límite de Personalidad. Mi trabajo ha sido la atención psicoterapeutica en el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, en diferentes Organizaciones y Fundaciones y en la consulta privada. En estos años he trabajado con traumas en la infancia y en la vida adulta, relaciones de dependencia, duelos, depresión, ansiedad que impiden que la persona pueda ser protagonista de su vida y no una mera marioneta de sí mismo y de los demás. Todo lo vivido, si no se analiza y reflexiona, se vuelve un acumulador de experiencias negativas que nos hace enfermar a nivel mental y nos afecta en la identidad, autoestima e integridad personal. En nuestro Centro Sanitario realizamos terapia individual, de pareja y familiar desde una integración de modelos como es el Cognitivo Conductual, Psicodinámico, Sistémico y EMDR.

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